lunes, 21 de febrero de 2011

NOS NEGAMOS A SER “PERRO FLAUTA” (RISHIKESH)



               Para ir a Rishikesh, decidimos coger un autobús público que sólo costaba 22 Rupias y tardaba una horita. Llegamos a la estación y estaba llena de autobuses por todos lados, PERO QUE AUTOBUSES!!!!jajajaj!! Destartalados es poco!!Bueno aquí os dejamos un video para que os hagáis una idea.
                                              
                Rishikesh, al igual que Haridwar, también es Tierra Santa y viene mucha gente en peregrinación, está lleno de ashrams y Shadus.
               Elegimos dormir en un hostalillo un poco apartado del bullicio en High Bank, a sólo un Km del pueblo. Era muy bonito y tranquilo, ya que después de tanto trajín, era lo que necesitábamos. Había muy buen ambiente lleno de gente joven (la mayoría “perro flautas”). Estuvimos dos días tirados a la bartola hasta que decidimos dar un paseíto por el pueblo.
                Ya repuestos (ya que tuvimos nuestros primeros problemillas intestinales), bajamos al pueblito. Rishikesh, está dividido por el Ganges y sólo hay dos puentes colgantes peatonales para cruzar de un lado para otro. Según Parrita, Rishikesh es como Elche y el Ganges, como el río Vinalopó!!!. En estos puentes, supuestamente sólo para peatones, pasan las motos y las bicis a 100 por hora y no penséis que frenan lo más mínimo. Y entre eso y el viento que hacía aquello se movía que parecía un barco.
                                             
Una vez ya en el otro lado, ojeamos todos los puestitos callejeros. Era como el Corte Inglés de los Perro Flauta!!!!
Después, queríamos ver unas cascadas, que según la “Loli…Planet”, estaban a tan solo 3km andando. Así pues empezamos a andar, y andar y andar, y andar… Pues eso que de 3km nada, tardamos 2 horas y media en encontrar unos chorrillos de agua cayendo por la montaña. Y ahora teníamos que volver. El paisaje era muy bonito, siguiendo el curso del Ganges montaña arriba. Bueno en realidad valió la pena.
De vuelta en el pueblo, fuimos a un a un Ghat. Los Ghats, son unas escaleras que bajan al río donde los indhúes, realizan sus ofrendas (pujas) a los dioses en el Ganges. Y como allí donde fueres, haz lo que vieres, nos quitamos los “zapaticos” y nos sentamos en las escaleras. ¡Menuda la que tenían montada! Delante de nosotros había una estatua gigante de Shiva, a nuestro alrededor un montón de gente vestidos de naranja, cantando a la vez y bastante entregados. En un momento se lleno de peña y ahí fue cuando conectaron el sound system, ¡cómo petaba!. Al rato todo el mundo se levantó. Del Ashram bajó el gurú, al parecer una eminecia, y como buen “MC” agarró el micro y se cantó unos temas.
Aquí os dejamos alguna muestra de lo vivido. Cada cual, que saque sus conclusiones.

Nos llamaba mucho la atención, ver como mucha gente occidental se mimetizaba con el medio y se entregaba más a la causa que los propios hindúes. Se veía artificial, está claro que habrán muchos que vivan de esa forma, pero aquí parecía que al entrar tenías que hacerte el carnet de “Perro flauta”. Nosotros ni de coña.
Después de tres días en Rishikesh, nos picaba ya el culo y queríamos movernos de allí. Decidimos que nuestra próxima parada sería Agra, pero antes teníamos que comprar los billetes de tren. Parece sencillo pero es todo un reto comprarlos por Internet. Tras cuatro horas intentándolo, por fin conseguimos comprar los billetes.
Cogimos nuestro primer tren en clase sleeper. Iban a ser 9 horas viajando de noche hasta Delhi y allí nos esperaban otras 3 horas (que se convirtieron en 5h) hasta Agra.
Lo del tren cama fue toda una experiencia. Duermes con 70 personas más en el mismo vagón, viéndote obligado a compartirlo todo. Y cuando decimos todo nos referimos a ruidos y olores corporales. Eso sí, nos reímos mucho.
Aquí van unas cuantas fotos más.
Parrita haciendo sus cuentas


Nuestra habita

Vistas desde la habitación

Puente colgante

Uno de los templos de Rishikesh

De camino a las cascadas

Más paseo

Cascadas

Shiva

Gurú

Joven Padawan

Escuela de Padawans

En el Gath


Nuestra cómoda litera en el tren


 

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