Después de recorrer Flores, decidimos pasar nuestros últimos días de Indonesia, en Bali; ya que nuestro vuelo salía desde allí.
Como nos negábamos a ir a Kuta de nuevo, nos fuimos a Ubud, un pueblito entre las montañas, bastante turístico pero mucho más bonito y sin borachos por la calle. Pensábamos que era un buen lugar para quedarnos y desde ahí, alquilar un coche y conocer un poquito más la isla.
El hotelito que encontramos era precioso. Nuestra habitación daba a un campo de arrozales y teníamos café, té e internet gratis todo el día. Así que era ideal para el ya tan famaso "touching the balls" de Parrita.
Alquilamos un Jimmy, el coche má barato y más pequeño. Con él fuimos a ver los famosos arrozales de Jatiluwih, considerados por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad, y no es para menos. Eran preciosos y aunque no tuvimos muy buen tiempo, ya que estaba nublado, nos quedamos alucinados.
Increible!!
Más arrozales
Jatiluwih
Un local que iba a trabajar el los arrozales
Anita dispuesta trabajar!
Verde que te quiero verde!!
Bali está lleno de templos por todos lados. La gran mayoría de la población es hinduista. Todos tienen una arquitectura muy similar. Elegimos un par de ellos para visitar. Algo muy característico de Bali es la costumbre de las ofrendas. Con hojas de platanera hacen diferentes tipos de bandejitas para poner flores, arroz, comida, incienso,..y ofrecerlo a los dioses. Así que cuando paseas por las calles y templos las ves continuamente.
Un Templo en mitad de un lago(no nos acordamos del nombre!!)
Sombrillas típicas
Ofrendas típicas
Máscara hecha de legumbres
Una de las noches, compramos entradas para ir a ver el baile típico de Bali llamado Kecak. Representan el rapto de una princesa que finalmente es rescatada por los monos. Las bailarinas y los chicos, que emiten los sonidos, parecen entrar en trance durante la actuación. Fue precioso y aunque las fotos no son muy buenas, muestran un poco lo que vimos.
Los que cantaban eran todos hombres, no había música
Una de las bailarinas
Las dos con los hombres alrededor
La otra chica
Parrita con su "touching the balls" y su póker online tenía para rato, asi que Anita y Ali decidieron apuntarse a un curso de Batik. Batik es la técnica tradicional de Indonesia para decorar telas. Lo hicimos con un señor que daba clases en su casa, era todo un artista!! Pasamos todo un día haciendo el curso. El resultado...bueno, el de Anita quedó fenomenal, y el de Ali....................... jajajaja!! Al final las chicas se compraron todo el kit para poder seguir haciéndolo de vuelta en casa.
Anita empezando..
Ali concentrada
Casi, casi terminado
El más bonito!!
En total pasamos una semanita de relax, que despues del tute de Flores, la verdad que la necesitábamos. Tuvimos tiempo para unas clases prácticas de conducción de moto. Anita, que es una valiente, sin haber llevado una moto antes, se metió por todo el jaleo del tráfico de Bali.
Así que con esto y un bizcocho nos despedimos de Indonesia con un muuuuuuuuuuuuuuuy buen sabor de boca!!!Nos vamos pero volveremos. Nuestro próximo destino, vuelve a ser Kuala Lumpur, donde nos encontraremos con los papás de Ali y Ana para pasar un mesecito juntos!!!
Seguíamos en Riung y acabábamos de conocer a Adam. Él es un pescador y resultó que su hermano era el dueño de la barquita en la que trabajaban. Nos dijo que nos podían llevar hasta Labuanbajo y que eran unas 12 horas de camino y que también podíamos pasar unas horitas en las islas que hay cerca de Riung, conocidas como las 17 Islas. El plan estaba bien, pero nosotros queríamos mucho más. Ahí fue cuando comenzaron las negociaciones. Queríamos recorrer el camino de vuelta en tres días y así poder disfrutar de las maravillosas islas que rodean Flores. Fuimos a ver el "barco" y aunque no nos parecía nada cómodo, nos pudieron las ansias de aventura. Y así fue. Quedamos unas horas más tarde en el hotel para recibir las instrucciones de Adam. En su mano estaba cocinar y conseguir un pequeño motor para tener algo de luz en el "barco". En la nuestra, aprovisionarnos de agua, café, tabaco y algunos dulces y comida de emergencia por si fallaba algo. Sólo faltaba ir a comprar, toda una experiencia también. En cuanto aparecimos por el mercado local, empezaron a seguirnos hordas enteras de niños.
Y así, con todo los víveres comprados, fue como llegamos a la mañana siguiente, al barco donde íbamos a pasar los siguientes 3 días con sus respectivas noches.
Barcucha
Resultó que los hijos del capitán, porque así es como habíamos bautizado al hermano de Adam, estaban de vacaciones en el cole, así que teníamos que sumar dos pasajeros más a la embarcación. El primer destino era una de las 17 islas que hay en Riung. Adam entre gestos y su escaso vocabulario decía: Swiming, swiming now!!! Y claro a las 8:00 am, a ver quién coñ.. tiene ganas de meterse al agua!!! Pero bueno, al verla tan transparente, no pudimos decir que no.
Playa en las 17 Islas
A las 9 de la mañana, Adam y el Capitán se pusieron a pescar algo para la comida. Qué bueno!!!, pescadito fresco para comer! Hasta ahí todo normal. Pero cuál fue nuestra sorpresa cuando nos dimos cuenta que no iba a ser para comer sino, más bien para desayunar!! Sí, sí, nos sirvieron la comida a las 10 de la mañana!!! Pero como comer y rascar todo es empezar, no hicimos ascos a nada y engullimos todo lo que nos prepararon.
Ñam, ñam!
Todavía quedaba mucho camino por recorrer. Adam y el Capitán parecían tener algo de prisa, así que decidimos no pasar más tiempo en las islas e iniciar el camino que había entre Riung y Labuanbajo, eso sí, no sin antes parar en una isla que está habitada por miles de zorros voladores.
Ese día navegamos unas 6 horas. Tuvimos tiempo de sobra para todo, leer a ratitos, meternos sobredosis de café, escuchar música y hasta parra se animó a conducir la barquichuela.
A toda máquina!
No era tarea fácil
Parrali
El hambre y el cansancio iban haciendo mella tras las 6 horas de viaje y que decir de Adam, el Capitán y los niños. Ellos son musulmanes, bueno Adam no tanto. Así que aprovechando la puesta de sol, decidieron parar el motor y la vez que le daban descanso a éste, preparar, para nosotros la cena, y para ellos, la primera comida del día.
Muy difícil sacar una foto derecha!
Puesta de sol
Os vamos a aburrir!
Empezaba a oscurecer y las chicas... claro los chicos lo tienen mucho más fácil, las chicas llevaban mucho tiempo sin poder ir al "baño" Y como el mar estaba increíble y puede que no hubiese ninguno a decenas de kilómetros, no les quedó otra que tirarse al agua.
Increíble!
Para sorpresa y desagrado de todos nosotros, unos nuevos invitados se habían colado en la fiesta. A modo de polizones, comenzaron a salir cucarachas de cualquier mínima rendija que había entre los maderos del barco. El único modo de que no se acercasen a nosotros era tener alguna luz encendida y claro, la única bombilla que había en el barco, que casualidad, que acabó rota. Así que todos nosotros, linterna en mano, íbamos persiguiendo a las cucarachas a modo de foco en un campo de concentración, mientras Adam las cogía con la mano y las tiraba por la borda a la vez que gritaba: Quechua! quechua! no problem! no bite!!!! En fin, todo un cuadro!!!
Después de una buena charla de sobremesa, con el buche lleno eso sí, nos preparamos la "cama", porque claro, no teníamos colchón ni nada, simplemente una esterilla que colocamos como pudimos en la parte delantera del barco. Ana, Ali y Parra durmieron ahí. Y Rodrigo, el más listo de la clase, trajo una hamaca que colocó entre los palos del "barco". Él iba a ser el único que no iba a sufrir las carreras de las "quechuas" por encima de la cara, verdad Ana??? Aún con el barco en marcha, nosotros 4 y los niños, nos quedamos dormidos con el balanceo del barco. No sabemos muy bien, cuándo ni dónde paramos a dormir, pero eso es lo bonito de esta aventura.
Adam & cia
Sobremesa
Rustik y Triping
A la mañana siguiente, despertamos en una aldea sin saber muy bien ni donde ni cuanto camino habíamos recorrido la noche anterior. Al poco rato de despertar, cuando ni siquiera había salido el sol, comenzaron a acercarse los primeros curiosos.
Los más madrugadores
6:00 am
Os avisamos, os vamos a aburrir.
Adam nos había dicho el día anterior, que iríamos parando de camino a Labuanbajo, en aldeas donde viven familiares suyos. Nuestra idea de aldea, hasta el momento, eran pequeños "pueblos", no muy poblados, pero con casi las mismas comodidades y modos de vida, que en cualquier otra parte de la zona. Pero esta idea o pensamiento occidental nuestro, iba a terminar aquí.
Ellos, al igual que Adam. el Capitán y los niños, pertenecen a un pueblo o etnia llamada Bajos. También se les conoce como "Gitanos de Mar". En su antigüedad, no sabemos si ahora lo son, eran nómadas. Se dedican a la pesca y al cultivo de algas marinas, suponemos que a ésto último, no desde hace mucho tiempo. No tienen grandes cultivos, ni siquiera arrozales, sólo cultivan algunas cosas para el consumo familiar. Y viven en construcciones de chapa, madera, bambú y cualquier otra cosa que recojan y puedan reciclar. Para nosotros la entrada en la aldea fue impresionante, no sabríamos describir el por qué, pero a medida que íbamos avanzando y adentrandonos en ella, más mudos nos íbamos quedando. Eso sí, la gente y sobre todo los niños eran impresionantes y de lo más hospitalarios.
Más amigos.
La aldea
Más aldea
Y más
Las "casas"
La aldea estaba llenita de niños/as, y claro, como siempre, todos nos iban siguiendo.
No sabemos quién flipó más, si ellos o nosotros.
Anita como en su casa
Seguían saliendo más
Mientras tomábamos un té en casa de los familiares de Adam, vino a vernos un maestro de la escuela de la Aldea. Resultó, que en la aldea, había una escuela financiada por una O.N.G australiana, y claro, Ali y Ana enseguida se entendieron con él. Nos pidió, si podíamos ir a hacer una visita a la escuela para que los niños/as pudiesen conocernos y aprender un poquito más de inglés. Como podéis imaginaros, ésto también se convirtió en más que un acontecimiento.
Camino hacia el cole.
No pudieron resistirse!!
El profe dando indicaciones.
Y todos muy atentos!
Como faltaban pocos días para la fiesta del Día de la Independencia, los niños nos hicieron un desfile para que viesemos un adelanto de lo que iba a ser.
Desfile por el Días de la Independencia.
Todavía quedaba tiempo para una clase más
Guapísimas las dos!!!
Ya iba siendo hora de volver al barco. Nos depedimos de todos los niños y continuamos nuestro camino hacia Labuanbajo. O eso creíamos. Porque, cúal fue nuestra sorpresa, al poco de que el Capitán arrancase el barco, cuando éste se paro y no había cristo que lo volviese a poner en marcha. Estuvimos más de 2 horas parados en una cala donde poco había por hacer. Adám y el Capitán, intentaban por todos los medios que el motor volviese a arrancar y Adam, el pobre, nos miraba con cara de circustancia diciendo: Chinesse engine, no good, no good. Japanese engine, very good and more expensive!! Tras más de 2 horitas a la solana, el capitán puso de nuevo el motor en marcha y pudimos irnos de aquella maldita cala. Ya llevábamos 2 días y una noche en el barco. Eso significaba que llevábamos 2 días, acumulando pegotes, en nuestro cuerpo, de sal, cremas solares y cualquier otra cosa que hubiese por el barco y el mar. Pero como parece que en Flores, todo es posible, Adam nos invitó a visitar otra aldea donde íbamos a poder conocer a sus suegros y disfrutar del lujazo de darse una buena ducha, yujuuuuuuuuu!!! Antes de la deseada ducha, nos dio tiempo de disfrutar de las aguas de la zona. Estuvimos más de 2 horas snorkeleando y os podemos asegurar que fue increible. Vimos langostas, un pez Leon, millones de tipos de coral, el increible pez payaso arlequín, peces murciélagos y medusas!!! El agua allí era de las mejores que habíamos visto. Así que después de aquellas horitas a remojo, tocaba la hora de la "ducha". Imaginaos "ducharse" en medio de aquella aldea, con ropa claro, y sacando cubos de un pozo que había en medio de la aldea. Todo ésto con la mitad de la aldea arremolinados a nuestro alrededor.
Comité de bienvenida
Después de nuestra refrescante ducha a cubazos del pozo y la suculenta cena de noodles de sobre, Adam nos invitó a tomar un te en "casa" de sus suegros y así poder conocerlos. Fue una pena que ninguno de nosotros llevase la cámara. Las condiciones de la vivienda eran indescriptibles, chozas de bambú, donde vivía la familia entera. Fueron muy amables con nosotros. Todos sentados en el suelo alrededor de una única lamparilla de aceite mientras charlábamos, como podíamos, con un té en nuestras manos. Fue un momento mágico, los más mayores nos preguntaban, mediante señas, cómo se decian en "Bahasa Español" nariz, lampara, piernas... mientras ellos, intercambiaban esas mismas palabras en Bahasa Indonesio y Bajo. Esos momentos carentes de mucha conversación y a la vez, llenos de complicidad, estarán en nuestra memoria para siempre. Con mucha gratitud, nos despedimos y nos apretamos las manos, sabiendo que no nos volveríamos a ver. Aturdidos por la experiencia, volvimos a la barca a pasar nuestra segunda noche con una luna de escándalo.
Atardecer
Luna llena
A la mañana siguiente, amanecimos a las 6:00 am. Como no queríamos terminar la aventura, decidimos, despues de negociar con Adam y el Capitán, continuar con ellos hasta Rinca e ir a visitar a los famosos dragones de komodo. Despues de una parada técnica en boxes, es decir, en Labuanbajo y aprovisionarnos de agua, tabaco y comida. Nos enrolamos de nuevo en el barco, pociendo rumbo a Rinca.
Puerto de Labuanbajo
Listos para otra noche de barco
Camino a Rinca. Adam.
Llegamos a la Isla de Rinca y tuvimos que salir corriendo hacia el parque natural, ya que sólo faltaba media hora para que lo cerraran. Adam y los niños nos acompañaron. Aunque ellos viven a sólo un día de camino, nunca habían podido ir. Imaginaos la ilusión que les hizo a los niños!! En el trayecto siempre te acompaña un ranger, el nuestro no sabemos si llegaría a los 16 años. Como arma de defensa llevaba un palo terminado en v. Tras pagar la entrada, nada barata por cierto, nos adentramos en el parque. Suele haber un grupo de dragones cerca de las casas de los rangers atraidos por el olor de la cocina, y suponemos que bien cebados. Ali, bastante acojonada e impresionada por las gigantes lagatijas, no paraba de repetir, "y este enclenque nos tiene que defender?" refiriendose al adolescente ranger. Soportando todos el acojone de Alicia, caminamos por el parque y tuvimos la suerte de ver también un búfalo de agua salvaje.
Dragón pachurrón
Impresiona eh!!
Mientras subíamos por una montaña, el mini ranger nos avisó que parásemos y nos quedásemos quietos (por supuesto nunca correr). Todos, menos Ali, pensamos que era parte del juego. Nos quedamos boquiabiertos cuando un bicho de 3 metros bajaba a toda velocidad por la ladera de la montaña que nosotros estabábamos subiendo. Mini ranger, achuchó un poco al dragón para que se fuese por otro lado. Ana, con mucha paciencia, tranquilizaba a Ali, mientras Parra, intentaba hacer fotos del momento.
Aquí lo tenéis, (foto hecha por Rodrigo)
Olisqueándonos
Arriba en la montaña, Anina no me dejes sola!!!
Una vez terminada la expedición, el mini ranger se despidio de nosotros y nos indicó el camino hacia la salida. Sólo eran 500 metros, aunque para Ali serían eternos. En nuestro camino hacia la salida, ya sin el mini ranger, no podría ser de otra manera, nos encontramos con un dragón que venía en nuestra dirección. Entre risas y acojone de todos, pasaron unos minutos, sin saber qué hacer, hasta que apareció un RANGER, que pesaba más de 50 kilos, jejeje y desvió añ bicho por otro camino. A Ali, le faltó tiempo para subirse a unas piedras.
Ali trepando
Nos dispusimos a pasar nuestra última noche en el puertito de Rinca. Compartimos embarcadero con otros barcos, y éstos sí eran barcos de verdad. Rápidamente se corrió la voz de que veníamos desde Riung con tan básica barca. Fue aquí, donde nos dimos cuenta de la locura que habíamos hecho. Los demás barcos nos ofrecieron de todo, nos conectaron a sus grandes generadores y hasta nos dejaron usar sus baños. Las chicas sobretodo, lo echaban de menos. Al día siguiente llegamos a Labuanbajo, no sin antes parar a bañarnos, tras 4 días y 3 noches inolvidables para todos. Quedamos con Adam, el Capitán y los niños en vernos más tarde por el pueblo. Después de tomar unas cervezas con ellos, llego la hora de la despedida. Con mucha pena, como siempre que llega esta hora, nos abrazamos y nos despedimos de ellos hasta siempre. No hace falta decir que esta parte de nuestro viaje, ha sido una de las más especiales.